Por: CPA George Pérez-Borrero
george.perez.borrero@gmail.com
De tiempo en tiempo, los ritmos de juego son constantemente modificadas por la FIDE. La FIDE parece que no tenía mucho más que hacer que ponerse a jugar con nuestro reloj de forma arbitraria para descontrolarnos, hacernos tener que aprender nuevas reglas adaptar nuestro pensamiento a los citados tiempos; con los agravios que esto conlleva. En el pasado congreso en Dresde, la FIDE ha cambiado los ritmos oficiales de juego validos para la obtención de normas internacionales. A partir de ahora solo habrá dos ritmos validos con incremento, el 1:30 + 30 hasta la jugada 40 y 30 + 30 hasta finalizar, que es el ritmo corto y otro larguísimo y con controles en la jugada 40 y 60 que es el largo como es obvio.
De tiempo en tiempo, los ritmos de juego son constantemente modificadas por la FIDE. La FIDE parece que no tenía mucho más que hacer que ponerse a jugar con nuestro reloj de forma arbitraria para descontrolarnos, hacernos tener que aprender nuevas reglas adaptar nuestro pensamiento a los citados tiempos; con los agravios que esto conlleva. En el pasado congreso en Dresde, la FIDE ha cambiado los ritmos oficiales de juego validos para la obtención de normas internacionales. A partir de ahora solo habrá dos ritmos validos con incremento, el 1:30 + 30 hasta la jugada 40 y 30 + 30 hasta finalizar, que es el ritmo corto y otro larguísimo y con controles en la jugada 40 y 60 que es el largo como es obvio.El popular 1:30 + 30, con el que se disputan en la actualidad la mayoría de abiertos internacionales, no valdrá para normas, aunque la FIDE ha dado una moratoria hasta el 1 de junio de 2010, para que todavía sea valido.
Cuando comencé a jugar ajedrez “hace años”, cuando los relojes de ajedrez no eran electrónicos, sino mecánicos los ritmos se establecían de la siguiente manera: 40 jugadas en las primeras dos horas. Al llegar a la jugada establecida, se daba otra hora más para las siguientes 20 jugadas y así sucesivamente. Además, las partidas podían suspenderse en un movimiento determinado (normalmente después de las 4 primeras horas) y reanudarla al día siguiente. Quien le tocaba jugar hacía su jugada en un sobre y se la entregaba al árbitro, el cual lo abría al momento de la reanudación y la partida entonces continuaba.
Con la llegada de los programas de computadora, las partidas suspendidas se fueron eliminando de los torneos. Los programas empezaron a jugar mejor y ya los análisis eran mero producto de la fuerza bruta del software, que encontraba todo género de sutilezas que muchas veces los humanos pasamos por alto. El arte de analizar partidas suspendidas cayó en desuso porque prácticamente se eliminó de los torneos.
Con los relojes electrónicos, un nuevo caudal de ideas en los tiempos de reflexión surgió, particularmente considerando que el ajedrez no es atractivo a los medios por la lentitud con la que se desarrollan los encuentros. Ninguna cadena televisiva va a darle a un torneo de ajedrez seis horas de transmisión continúa para ver, de vez en cuando, como los jugadores hacen algún movimiento para sumergirse una vez más en sus meditaciones.
Fischer propuso (mucho antes de la invención del reloj de ajedrez electrónico) la posibilidad de que los relojes tuviesen incremento cada vez que el jugador hacía una jugada. De esta manera, se acabarían los espantosos apuros de tiempo cuando uno tiene que llegar a la jugada 40, por ejemplo. Así, la FIDE, bajo las consideraciones de hacer el ajedrez atractivo a los medios se inventó el siguiente ritmo de reflexión: 1:30 horas para toda la partida, con incremento de 30 segundos por jugada realizada. Así, si un jugador llegaba a la jugada 40, tenía 20 minutos extras a la hora y media, llegando a 1:50 hrs, casi las dos horas de los tiempos antiguos. Sin embargo, esta reflexión no necesariamente es correcta, porque muchas veces una partida no llega a las 40 jugadas y entonces se acorta, sin duda, el tiempo total de la partida de ajedrez.
Lo simpático y curioso de todo este asunto es que en realidad, el apuro de tiempo (el cual Fischer sugería terminar al dar incremento de tiempo por jugada) no ocurre. Al contrario, la experiencia indica que ahora un jugador puede estar en constante apuro de tiempo al momento de faltarle, por ejemplo, un par de minutos en el reloj. Cualquier jugador que haya jugado con estos ritmos modernos hallará que si está en una posición de medio juego compleja y tiene unos pocos minutos en su reloj, los 30 segundos no le servirán para salir del apuro nunca. Al contrario, estará condenado a jugar con "zeitnot" por el resto de la partida.
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